martes, 7 de mayo de 2013

Empleadas del hogar en México


La idea de que las trabajadoras del hogar tienen un rango inferior al resto de trabajadores está muy extendida en México. Las muchachas, o así llamadas a las mujeres que se ocupan de la casa en este país, sufren desde desprecio y humillaciones hasta abusos sexuales. Y es que las trabajadoras del hogar mexicano no cuentan con ninguna legitimación de sus derechos laborales.
Se cuentan más de 2.200.000 personas, de ellas el 95% son mujeres, sin ninguna ley ni convenio ratificado que se ocupe de su regularidad ni de su integridad,  con sueldos muy  bajos y jornadas eternas, aparte de una marcada discriminación.
México firmó el Convenio 189 hace dos años bajo el amparo y el marco de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).  El anterior Gobierno lo reconoció y lo puso "sobre la mesa" de las Cortes, pero el Senado Mexicano aún no lo ha ratificado para que entre en vigor.
Las trabajadoras del servicio doméstico y demás instituciones no cesan de presionar para que el Senado ratifique el convenio, alegando que se trata de derechos humanos más que derechos laborales. Es más, diversas organizaciones como el CACEH (Centro de Apoyo y Capacitación para las Empleadas del Hogar) ha verificado cientos de casos de abusos y tratos discriminatorios sólo por su condición. Aún a riesgo de que se pudieran discrepar estos datos , en general las mujeres que han sufrido estos maltratos en sus lugares de trabajo no han querido contar su terrible historia de abusos.
Realmente el convenio recoge ciertas pautas y condiciones laborales que no son realmente especiales, sino que son un punto de partida para que a las mujeres del hogar se las trate en  igual condición que a los demás trabajadores del país. Estarían en igual condición que los demás, por lo que se empezaría a tener un cambio de mentalidad que tanto se necesita para el bienestar laboral de estas mujeres.  El CACEH lo considera como un cambio necesario para que "acabe la servidumbre en México". La ratificación del convenio se ve así como un puente para que se consigan la igualdad y la dignidad en el sector de las mujeres encargadas de la limpieza doméstica.
Donde está la mayor barrera para que este objetivo quizás se encuentre en el Senado más que en el cambio de mentalidad de los ciudadanos.
El cómo todavía no se ha ratificado el convenio 189 es fácil de entender.  Los legisladores del Senado cuentan con servicio doméstico, y la entrada en vigor del presente convenio les podría perjudicar a todos ellos.
¿Cómo en un país parlamentario se siguen permitiendo estos abusos en el centro de trabajo?
Parece ser que los prejuicios ganan a las funciones del sistema, y la humillación a la mujer todavía se espera que sea callada.
México tiene todavía mucho que aprender en cuanto a materia de derecho laborista. ¿Hasta cuándo el silencio de las víctimas por abusos por su condición laboral se podrá controlar en el país?
Para más información, véase:

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